Románticos incomprendidos
Más allá de Espronceda, de Bécquer o de Goethe, y lejos de contextualizarlo en una época de literatura tan prolífica pero ya pasada… ¿Qué significa hoy en día ser un romántico?
En muchas de las ocasiones en las que estuvimos juntos, Ella sentenciaba que “yo era un romántico”. Luego sonreía de manera triste, bajaba la mirada y le daba un sorbo evasivo a su cerveza. Sé que en el fondo sentía cierto agrado y gozo. Sospecho que algo de aquello la complacía. Pero también había reproche en sus palabras. Incomodidad por no sentir lo mismo. Y yo, el romántico empedernido, no podía evitar preguntarme; “¿qué narices hay de malo en el hecho de serlo?”.
Nos guste o no, la incomprensión también alberga algo de romántico…
En cualquier caso, estaba claro que Ella no era así. No era una romántica. Pero a mí eso, en aquellos momentos, me daba completamente igual. Así de cegado estaba… Pero eso es otro tema…
En fin, cada uno es como es.
Sin embargo, al escucharla, no podía evitar recordar los últimos días de vida de mi padre. Le ingresaron en el hospital y desde el primer día nos dijeron que no había nada que hacer. Durante un mes y medio estuve con él día y noche. Le lavaba, le daba de comer y le paseaba. Incluso, y a pesar de odiar el futbol, seguía los partidos con él. No me imaginaba estar en otro sitio que no fuese a su lado. Y cada vez que me veía entrar en su fría habitación, me decía lo mismo: “¿Qué haces aquí? ¿Por qué vienes cada día? Seguro que tienes mejores cosas que hacer…”
Y yo le contestaba; “Estoy aquí porque eres mi padre.”
Y yo era su hijo, pero intuyo que él no hubiera hecho lo mismo de haber sido yo el moribundo. O puede que sí, vete tú a saber. Pero para mi padre, alguien que nunca fue capaz de mostrar su cariño, cuyas caricias provenían siempre de su cinturón, le resultaba extraño que yo, a pesar de todo lo vivido en la infancia, quisiera ser un fiel acompañante en su inevitable final.
La muerte (y su aceptación) también es algo presente en el romanticismo.
¿Qué significa hoy en día ser romántico? Quizás regalar una flor en una ocasión especial. Dejar una nota diciendo “te quiero”, para que alguien la lea al día siguiente antes de ir a trabajar… O puede que, simplemente, sea estar pendiente de lo que necesita la otra persona en un momento concreto. Y, si está en tu mano, dárselo sin esperar nada a cambio.
Sea como fuere, ser romántico parece haberse convertido en algo anticuado y casposo. Algo así como un signo de inseguridad, de debilidad, de alguien poco viril y obcecado en ensoñaciones difíciles de conseguir…
El caso es que ser romántico, en un principio puede extasiar y complacer. Pero más tarde, puede llegar a asustar. Una entrega tan sincera y absoluta puede denotar ciertas dosis de dependencia y fragilidad. Incluso de obsesión. Pero no es solo culpa del romántico en cuestión. A veces el problema reside en la otra persona. Sobre todo si resulta algo nuevo para ella, y más aún si no se siente merecedora de ello. Si alberga miedos e inseguridades. Y sobre todo, si no se siente digna del aprecio recibido. Eso la puede llegar a intimidar.
Entendiéndolo así, creo que yo soy algo romántico. Me gusta mirar a los ojos, coger de la mano, oler el cabello. Me gusta ser detallista, estar pendiente y entregarme al amor con toda mi alma.
Pero también me hago pedazos con facilidad. Y eso ya no sé a qué hace referencia, si al romanticismo o a la inseguridad.
Gracias por leerme, de verdad.
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