ESCRIBIR SOBRE EL AGUA

           

                  Creo verte a lo lejos. Y esta vez estoy en lo cierto; es así. No se trata de mi imaginación. Realmente eres tú. Sí, no cabe la menor duda; eres tú...

Estás sola. Sentada en una mesa, tomando un café. Vas vestida en chandal negro. 

Yo he salido a correr un rato. A pesar de la distancia, enseguida te reconozco. Sin embargo tú estás con la mirada fija en la pantalla de tu móvil. Me pregunto con quién estarás hablando... y cuando eso sucede, compruebo algo triste que todavía quedan retazos de mi obsesión por saber de tu vida...

Pero no reduzco la marcha. Mas bien al contrario, empiezo a aumentar el ritmo. Al pasar por tu mesa te suelto un torpe "Hola". Tu levantas entonces la vista y sueltas otro improvisado y sorprendido "Hola". 

He de decir que ya no me pareces tan bonita. Incluso diria que te veo fea. Hay algo en tu interior que tambien ha muerto. Y eso a nadie le sienta bien. Supongo que conmigo pasará lo mismo. Hay demasiadas cosas muertas dentro de mí. Somos dos feos que se encuentran después de mucho tiempo. Parece el inicio de algun chiste malo...

Todavía acelero el ritmo un poco más. Quiero sorprenderte, parecer que estoy en forma. Y como hacen los grandes héroes en sus gestas cuando escapan de algún peligro, decido no mirar atrás.

Me alejo.

Pero aún haces que mi corazón lata sin control, y no es por el esfuerzo de correr.

Lo que son las cosas; hace tres meses compartíamos nuestra intimidad bajo un cálido edredón y construíamos un mundo único, dulce y exclusivo para ambos. Pero hoy apenas somos capaces de saludarnos. ¿Como es posible que todo cambie de repente y sin previo aviso?

Es como escribir un verso sobre el agua.

Qué extraño y efímero me resulta todo.

Y qué absurdo.