Paseando por El Camino
Me despierto más o menos como lo hago siempre. Con una gigantesca bola de nieve que estalla en mi pecho, helándome hasta el tuétano.
Buenos días.
Pasados unos segundos eternos, consigo llenar de aire mis pulmones. Me incorporo y tomo conciencia de donde estoy. Es mi camino y acabo de nacer. Una vez más.
Es el sendero de siempre. No lo elegí yo, me fue dado un día. Un día que no recuerdo. Pero es mi camino. Y ahora me toca recorrerlo, quiera o no. De hecho, llevo tiempo haciéndolo. Pero tampoco recuerdo desde cuando.
El camino serpentea rodeado por viejos árboles caídos y por ramas grotescas que aguantarían el peso de mi cuerpo inerte… Lo pienso… pero aparto ese pensamiento de mi cabeza. Así que bajo la mirada; El suelo está mojado y el aire huele a eucaliptus.
Por las noches, siento como si el camino fueran los intestinos de un gigante, retorciéndose de forma viscosa, cambiando, mutando… Muchas veces ignoro que todo esto lleve a algún sitio, y entonces me detengo para sentarme en alguna roca. Otras, en cambio, algo se activa en mi interior y me invita a correr con todas mis fuerzas. Correr sin aliento. Sin querer llegar a ningún sitio. Correr por correr. Porque, a fin de cuentas, no tengo ni idea de adonde ir… Pero es mi camino. Y Lo único que hay que hacer es seguir adelante. Tampoco es tan difícil. Así que eso es lo que hago.
Intento ser fiel a lo que propone, aunque a veces no sea fácil. Porque ha habido ocasiones en las que he intentado salir de su ruta. Me he desviado por los lindes, buscado travesías alternativas, escalado y trotado como una cabra. Y he disfrutado de hacerlo. Me ha hecho sentir libre. Pero también he dado algún que otro traspié. Y al final, inevitablemente, de alguna forma, siempre vuelvo de nuevo a él. Al camino. A su suelo. A veces liso, a veces pedregoso. En ocasiones escarpado, y otras cuesta abajo.
Pero es mi camino y toca seguirlo.
Hubo un tiempo en el que tenía claro adonde ir. Existía un sitio donde llegar. Pero en buen día, en un solo instante, me perdí. Ya no decidía yo. Ya no decidía nadie. Solo se trataba de seguir adelante. Y esperar que el camino se percate de que lo transito. Que no me ignore. Que cuide si caminante.
Y en esas estoy.
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada