O NO, NO ESTOY SEGURO...
Ven conmigo.
¡Sígueme!
O no, no estoy seguro… Haz lo que consideres pero…
¿Sabes qué…?
Conozco sitios. Lugares especiales, remotos, inhóspitos. Difíciles de acceder.
Están en el dorso de una portada, debajo de una hoja seca, en lo más profundo de nuestras sábanas. Escondidos en los rincones de nuestra memoria.
Y cuesta acceder a ellos. No es fácil.
Pero tampoco es imposible.
¡Acompáñame!
O no, no estoy seguro…
Para conocer esos sitios, es necesario que vengas sola. Si decides recorrerlos, ten en cuenta que puedes perderte. Y si eres afortunada, y encuentras el camino, puede que descubras algo nuevo. O puede que no, quién sabe…
No lo sé…
Hay veces en las que no es así.
Y veces en las que sí.
O no. No estoy seguro…
Aunque me cueste creerlo, todo esto no depende ni de mí, ni de ti.
O sí. No estoy seguro…
Una cosa es cierta; son parajes que minan nuestra conciencia. Que remueven nuestras almas. Lugares donde nadie está a salvo. Tocan en lo más profundo y donde más escuece. Son sitios que desafían a uno mismo. Desafían tu razón de ser, tus creencias, tus valores. Te enfrentas a tu locura.
Pero requieren cierta madurez y responsabilidad. ¿Sabes de lo que hablo?
No estoy muy seguro…
Te inclinas a la puerta desde lo que fuiste. Y desde el agujero de la cerradura, te observas. Te asomas y crees ver lo que ahora eres. Y te contemplas en toda tu inmensidad.
O en toda tu pequeñez. Depende…
Si comes, creces. Si bebes, te vuelves diminuto.
La cuestión es que quizá simplemente no te interese ver lo que se esconde en tus entrañas. Y mucho menos lo que albergan las entrañas de los demás. Elegiste la ignorancia y hay que respetarlo.
Puede que ni siquiera aceptes que estás ahí; viéndote a ti misma. Porque estar ahí no lo decides tú. Lo decide la vida…
La vida.
Hay quien lo llama azar. Hay quien lo llama fortuna… Virtud, Sino, Esperanza, Destino, Fatalidad…
Pero yo lo llamo “vida”.
Frente a ella, nada se puede hacer al respecto. Esa es la verdad. Porque puede que bailes con el diablo, o que te postres ante el genio. O incluso que le prendas fuego al santo… pero al final acabarás arrodillándote. Rogándole a quien sea que extienda su mano a falta de algo mejor. Porque estás convencida que te has esforzado, que eres digna de alguna compensación. A pesar de no haber llegado hasta donde era necesario.
La vida es un ente determinista que siempre nos pone delante lo que más tememos. Que nos premia o castiga cuando menos lo esperamos, y cuando más lo necesitamos…
O no, no estoy seguro…
Mientras tanto, corre la tinta. No pierdo el tiempo y vomito parte de mi alma en preguntas que buscan respuestas imposibles. Y solo puedo anhelar el olvido, la comprensión, el perdón, la libertad…
Y pasas las noches en vela esquivando pedazos de hielo, que caen en punta desde nadie sabe donde. Y odiar y querer a partes iguales. Porque la vida es eso; Incongruencia. Duda. Sueño. Añoranza. Pena. Nostalgia. Y yo solo encuentro el descanso apoyándome en tu ignorancia.
O no.
La verdad, la pura verdad… es que ya no estoy seguro.
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